domingo, abril 10, 2005

Habana blues (2004)



Cuando uno decide invertir una velada de fin de semana en ir a ver una película al cine tiene la responsabilidad de amortizar esas mil pelillas (6 eurillos) que te cuesta la sesión.
A estas alturas eso resulta bastante difícil, y ya estamos un poco hartos de tirar el dinero con la basura habitual que nos llega de occidente (la semana pasada vi cómo volaban unos billetes que no volvería a ver nunca a cambio de la propagandística Team America", si, el tiempo dota a nuestra memoria de cierta fiereza, y hoy ya no me trae ninguna sonrisa el recuerdo de esa película, que desde ahora mismo, lidera el ranking "la hez del mes")

No me quiero dispersar más y hablaré de esta joyita que nos brinda Benito Zambrano.
Habana Blues nos retrata esta Habana de mis amores, un Eldorado en ruinas convertido en cárcel de 2 millones de almas que viven al día y al trapi, una ciudad de jóvenes que envejece por segundos en armoniosa decadencia y donde parece que se ha detenido el tiempo en un impas de espera...
En el fondo lo que aparece retratado en esta película no es sino la gente de la habana, su inagotable energía caribeña, sus frustraciones y deseos. Antes de que cuba se convierta en un parque temático depalmeras y jineteras y se pierda para siempre la brutal autenticidad de sus pulsiones vitales conviene recordar que detrás de las cuestiones políticas, o más bien, debajo de ellas, existe un microcósmos de personas que desea vivir con dignidad, relacionarse con pasión y sacarle unos fulas al guiri-poyas de turno.
La película es intensa como el sol del trópico, sensual como el ritmo de los mulatos, y triste como las despedidas apresuradas.
La historia trata de la amistad de dos jóvenes músicos cuya principal aspiración es largarse juntos de la isla y triunfar en españa con su grupo de música rock-pop. Les llega la oportunidad de mano de unos productores españoles, tan pragmáticos y decadentes como la putrefacta industria de las melodías de mercadillo, y entonces surgen ciertas dudas: cual es el precio que tendrán que pagar por cumplir su sueño? En el fondo de la cuestión están las relaciones personales, de amistad, de amor, de interés y de sexo (esa cuba sudorosa de cuerpos apilados en las terrazas de baile, con las ruinas de los tejados y el cielo eternamente denso como telón de fondo) y esos actorazos y personajes que tienen vida propia y que son héroes efímeros de la vida cotidiana.
Y ya que estamos de premios, le otorgo la hez de oro del mes a este peliculón.
Y como post-data se lo dedico a mi niña miniha que no pudo contener las oleadas de pucheros que le salpicaban sus ojazos verdes en los últimos minuto de la película y que me recordaron que a veces el cine es también una experiencia vital.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¿Y para cuando el juego de la play?

6:37 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Al crítico no le permite hacer crítica su sentido crítico.
Enrique Jardiel Poncela

1:37 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Demostrada queda la habilidad de zambrano y amigos para manipular consentidamente nuestros corazoncitos con imágenes de postal habanera, unos chicos muy guapetes y unas cuantas secuencias solucionadas a golpe de videoclip.

Y aún así es lo mejor que se puede ver en los restaurantes de palomitas.

Un abrazo Ezkatol

8:26 p. m.  

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