miércoles, mayo 09, 2007

Herbert Brauer y la nostalgia prematura


Finalmente una foto de vuestro bosquímano blanco preferido.
Me cuenta en su última carta que acaba de volver de Botswana de filmar cheetahs, y que la zona donde vive Lady Luiwa en Zambia está inundada, así que tendrá que esperar para poder volver a ver a su leona preferida...
En fin, anclado en la falta de exotismo de mi zulo vallecano me consuela saber que existe un mundo sin puertas ahí fuera.
Recuperando viejas recientes fotos aquí tenéis imagen de la que fue mi casa por 10 cortas semanas en la tierra prometida.

Y para terminar la visita nostálgica aquí me tenéis de antropólogo culpable con un bocado de carne seca de búfalo entre los dientes, bajo la bandera del imperio.

viernes, mayo 04, 2007

Nico


Este pequeño que me mira con extrañamiento es Nico, el bebé de mi primo Nacho, que vió amanecer por primera vez hace alrededor de un mes. Sí, su padre tambié observó con orgullo y añoranza la mata de pelo de neonato... pero eso no es nada si recordamos que Louis XIV nació además con dientes y sabiendo que el día de su bautizo sería el último día en que usaría el agua para lavarse, por muy sagrada que esta fuese.
Este puente de mayo habría sido fatal para las aficciones higiénicas de Louis porque todos sabemos que ha sido más bien lluvioso y así, bajo la lluvia de mayo, me encontraba yo visitando el cementerio del pueblo de Trujillo (en realidad había ido a una feria de quesos que tristemente se hayaba clausurada, el siguiente paso lógico ya lo conocéis).
Se trata de un cementerio bastante impresionante y ante la prohibición expresa del guardián de cementerio (que por cierto, es un tipo metido en una casita y que se pasa el día viendo culebrones, nada siniestro en sí, pero poco tranquilizador) de realizar fotografías no pude sino intentar hacer un video en plan cámara oculta. El resultado fue desastroso porque sólo se ve la manga de mi abrigo y algo de luz y de movimiento al final del tunel... metafórico verdad?
Pensé que esta visita había sido el momento más interesante de mi visita a Cáceres...así que a la mañana siguiente cuando me desperté de una pesadilla horrible en la que mi padre se moría entre mis manos quizás pensé que mi aficción por los quesos me estaba llevando por el mal camino...
Todavía somnoliento sólo me venían a la cabeza las fotos borradas por el tiempo de algunas de las personas cuyos restos se guardaban en los nichos que se exponían a la curiosidad de los vivos, sus caras inexpresivas parecían esconder cualquier signo de vida, y es que quizás el objetivo de esa foto era el de ser recordado después en la muerte. De hecho ese fue uno de las aplicaciones más primitivas de la fotografía (y en algunos lugares lo sigue siendo) cuando la única foto que de una persona pasaba a la posteridad era la de su cadaver; y es que es lo que tiene la vida, que la das por sentada, y la imagen una melancólica mirada hacia una realidad que se desvanece en un pestañeo.
Tumbas modernas que evidenciaban la renovación constante del suelo sagrado, pues incluso la memoria en muerte tiene caducidad... y en cien años todos olvidados.
Seguro que un poco de terapia psicoanalítica me tranquilizaría buscando en mi experiencia reciente una explicación a mis pesadillas, y es cierto que hace un par de días tuve mi primera oferta de trabajo con contrato y horario fijo (tranquilos que al final no salió bien), así que quién sabe qué pudo influir en mi mente dormida para escenificar la agonía del super-ego... prefiero qudarme con el tema de la precariedad laboral que es un asunto en el que todo el mundo está de acuerdo, y ocultar los asuntos de ultratumba en la próxima feria del Vodka.

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