domingo, octubre 21, 2007

El Regreso

Pocas cosas han cambiado en un año.
Después de casi 20 horas de viaje y de aprender a rezar en un curso acelerado entre nubes sólidas por fin llegué a Rockport. Mi sueño de colarme en la cena de los viernes, la que incluye un lobster del tamaño de un bebé, se esfumó mientras amenazaban con cancelarme el vuelo en Philadelphia, debido al mal tiempo. Como ya no me quedaba buena cara, ni mala, me fui a dormir a vuestras 9 de la mañana después de compartir el taxi con un tipo que aseguraba llevar un kilo de heroína en el maletín.





A mis 9 me desperté sin demasiado sueño, pero también era tarde para el desayuno.
El día amanecía de noche y al salir del hotel encontré mi antigua bicicleta casi en perfecto estado, así que decidí salir a dar una vuelta.
Comprobé con agrado que la bicicleta, que había comprado por 20 $ a un indio el año pasado, seguía sin frenos, perfecto, pensé, así llegaré antes a todos los sitios.
Y así fue.
Gilbert´s seguía en el mismo lugar donde lo dejé por última vez y me prometía generosas pintas de guiness.
Me comí un bocata grasiento justo a tiempo para ver cómo el sol hacía el favor de salir de detrás de las nubes. Pero a las 17h30 aquí ya no quedan dedos para calcular el tiempo de luz (ya te explicaré el método cuando me acuerde).



Decidí hacerle una visita al niño que nadie quiso en el cementerio con vistas al mar del pueblo. Alguien había plantado un árbol junto a la tumba, me acordé de los indios Kara del amazonas, que plantan un árbol cada vez que nace un niño, para recordarle su unión con la tierra, y para que crezca con él. El posible que en alguno de los anillos del árbol recién nacido se halle parte de la fertilidad con que el cuerpo del niño que nadie quiso le regaló a la tierra. Alguien había plantado flores recientemente en la tumba del elfito de Dorothy… pero parecían de plástico.
Lo que sí era de plástico era la bandera clavada junto al ángel de la tumba del niño, y ahora aparecía doblada como un miembro que ha cumplido su función eyaculatoria y eso me recordó que hasta los imperios perecen… pero este año no visitaré la roma postmoderna en halloween, porque estaré en este pueblecito dónde se homenajean con banderas y semillas las tumbas de los niños que nacieron sin padres.




Decidí hacerle una visita al niño que nadie quiso en el cementerio con vistas al mar del pueblo. Alguien había plantado un árbol junto a la tumba, me acordé de los indios Kara del amazonas, que plantan un árbol cada vez que nace un niño, para recordarle su unión con la tierra, y para que crezca con él. Es posible que en alguno de los anillos del árbol recién nacido se halle parte de la fertilidad con que el cuerpo del niño que nadie quiso le regaló a la tierra. Alguien había plantado flores recientemente en la tumba del elfito de Dorothy… pero parecían de plástico.
Lo que sí era de plástico era la bandera clavada junto al ángel de la tumba del niño, y ahora aparecía doblada como un miembro que ha cumplido su función eyaculatoria y eso me recordó que hasta los imperios perecen… pero este año no visitaré la roma postmoderna en halloween, porque estaré en este pueblecito dónde se homenajean con banderas y semillas las tumbas de los niños que nacieron sin padres.

3 Comments:

Blogger Ana said...

Texto reflexivo o al menos eso me provocó, llegué con gana de reirme pero no.

((una parte del texto entró repetida))

12:38 p. m.  
Blogger renfield sonia said...

bueno... quedan mas post que a lo mejor no leiste... si retrocedes un poco en el tiempo puede que encuentres algo que inspire tu hueso de la risa... en todo caso, considero que este post es bastante comico, en un sentido mas especial del termino...

4:32 a. m.  
Blogger Sandra Torralba said...

mmm
la foto rosa, fantastica, la foto del niño sin padres, la recuerdo.Ke maravilla es tener memoria, aunque no tan maravilloso como tener muchos tatuajes o una pierna de madera y actuar en un show de burlesque.
He recordado al leer tu texto lo ke ya senti al ver la primera foto...Usa es un lugar extraño donde uno se siente patriota mirando la aberracion ajena. Es raro.

10:36 p. m.  

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