miércoles, marzo 08, 2006

Los Ascor

Otro año ha pasado desde la última "gala de los Ascor de hollywood", el kodak theater se vuelve a teñir de color del glamour, sabías que la palabra "galmour" tiene incluida la palabra "amour" que es "amor"... justo como "amortizar" que es la palabra que más le gusta a mi madre cuando habla de gastar algo que ya has comprado, aunque no te guste... da que pensar.

En fin, sin ánimo a criticar más de la cuenta he de reconocer que este año los yanquees se han lucido más que otros años, pues las películas más nominadas son realmente buenas (que este comentario no sirva de precedente)... sin embargo, las reflexiones que hice el año pasado siguen siendo perfectamente válidas por lo que las reproduzco (y porque no se las leyó nadie) reciclarse o morir como dijo el papa Godzilla antes de ser pasto de los gusanos...




Breve comentario sobre la magnífica ceremoña que tuvo lugar en la meca del 7º arte. (No, no se trata de la entrega de los goya señor Resines, otra vez será...)
Esta noche, un año más, nuestras miradas se dirigirán hacia el oeste, y el bosque sagrado nos inundará con su acostumbrada sabiduría.
En efecto, las estrellas del celuloide resplandecerán en la ceremonia más carismática y glamourosa del mundo y nosotros tenemos la oportunidad de verlo. Yo personalmente me sentaré en el porche de mi casa con una buena ración de sabrosas palomitas à la graise de porc a saborear el néctar de la gran pantalla.
Escribo estas líneas para recordar que el cine no es sólo el burdo entretenimiento de unas masas embrutecidas, sino el vehículo más poderoso que existe para transmitir los inmutables valores de nuestra civilización. Resulta paradójico que esta responsabilidad caiga en los hombros de unos pocos elegidos, en su mayoría analfabetos adictos al colesterol sin depurar, pero es posible que en su simpleza radique la verdadera esencia de esta nuestra cultura.

El oscar es pues un símbolo de unión, es toda la humanidad (civilizada) cantando al son de un espíritu fuerte como el mezcal en salsa de napalm... es hora de una reflexión: somos lo suficientemente maduros como para tomar el relevo de nuestros ancestros? Pues nosotros, al seguir esta humilde tradición de vasallaje, hemos de reafirmar la ilusión por recuperar un mundo mejor, un mundo donde la verdad guíe nuestras acciones y el honor sea nuestra bandera. Es posible que tengamos que renunciar a algunas cosas en el camino, pero merecerá la pena dejar salir al oscar que llevamos dentro.

El cine de hoy nos educa con renovado vigor, los valores que antaño forjaron las columnas del coliseo vuelven a estar presentes en nuestra vida cotidiana. Este año hemos soñado con asombrosas epopeyas épicas, aventuras que nos narran con precisión la dualidad del ser humano, la eterna lucha entre el bien y el MAL que acecha entre las sombras. Son películas hechas para forjar héroes que defiendan nuestras mujeres y que cultiven con esmero nuestros campos de plutonio y pólvora con justificada severidad; en efecto, en estos aciagos días se necesitan personas de coraje inquebrantable, que puedan tomas las decisiones que nosotros (cegados por nuestra debilidad) no hemos sabido tomar a tiempo. Pero tampoco olvidemos a nuestras heroínas, siempre dispuestas a ofrecernos su maternal abrazo cuando el deber nos arranque de su lecho, y que estén dispuestas a esperar hasta marchitarse a que el soldado regrese con un collar hecho con orejas de niños moros y la cabellera de algún dictadorcillo de segunda; para brindar con hectolitros de zarzaparrilla.

Y es que el oscar es el Cid coño! (y Bush brinda con MeccaCola)...

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